La intelectual es una de las cinco dimensiones de la formación sacerdotal, y si bien debe ser cultivada toda la vida, durante los años del seminario tenemos la suerte de poder estudiar la carrera de teología para profundizar en nuestra fe, y algún día hacerla accesible a aquellos a quienes se nos envíe como pastores.
Hoy comenzamos en el seminario el tiempo de exámenes, y eso, va unido de nervios, cambios de horario, como le pasaría a cualquier estudiante universitario. Sin embargo, es también un tiempo de gracia, pues ya que se suspenden las clases para la realización de los exámenes, tenemos tiempo para poder interiorizar y relacionar todo aquello que hemos ido aprendiendo a lo largo del cuatrimestre, pero, además, nos permite convivir más tiempo en el seminario, y descansar en fraternidad.
Esperemos que el esfuerzo de estos días se vea recompensado en los frutos del estudio, y que podamos aprender más de este admirable misterio salvífico con el que queremos configurar nuestra vida.
Vuestro seminario.